Crea una rutina de entrenamiento duradera

Ya sabes cómo va. Oyes a un chico muy en forma hablar de su increíble programa de entrenamiento, y decides probarlo. Esa primera mañana, te levantas una hora antes para salir a correr, y vas al gimnasio a levantar pesas justo después del trabajo. Unas semanas más tarde, vuelves a las viejas costumbres, y además te sientes como si hubieras fracasado estrepitosamente.

Sí, todos hemos pasado por eso. Soñamos con toda una nueva vida activa que podríamos llevar, sólo para encontrarnos abrumados y rendirnos. Pero he aquí la gran noticia: ponerse en forma no tiene por qué ser este desalentador cambio de estilo de vida. Los grandes resultados se consiguen decisión a decisión.

Empezar tu nueva rutina de ejercicios puede ser realmente emocionante, pero la clave para obtener grandes resultados es visualizar tus objetivos y crear una rutina duradera.

Cómo crear una rutina

La parte en la que la mayoría de nosotros se rinde es la de crear una rutina de ejercicios y mantenerla el tiempo suficiente para convertirla en un hábito. Es fácil perder el interés si intentas encontrar el momento perfecto cada día. No existe el momento perfecto. Ayúdate a mantenerte en el camino del ejercicio dedicándole una franja horaria cada día.

El ingrediente secreto son los activadores. Pueden ser simples recordatorios como el lugar (por ejemplo, el gimnasio), la hora del día (justo después de terminar el trabajo) o una alarma (por ejemplo, un despertador en tu teléfono) que te recuerde que debes ponerte las zapatillas y empezar.

¡Que sea divertido!

Persistir es mucho más fácil cuando te lo pasas bien. Prueba diferentes deportes y encuentra lo que funciona para ti. Todo el mundo puede encontrar una actividad que le guste de verdad. No olvides pensar fuera del gimnasio: hay muchas formas de moverse.

Si te gusta la naturaleza, puedes practicar el ciclismo, el senderismo, la marcha rápida o probar la escalada, por ejemplo. ¿Quizás lo tuyo sean las artes marciales? El tenis te ayudará a quemar muchas calorías, y la natación puede ser una forma estupenda de empezar el día.

Establece objetivos alcanzables

El mayor error que puedes cometer al iniciar un nuevo régimen de entrenamiento es adoptar un enfoque de "todo o nada". Crear una rutina consiste en empezar poco a poco y coger impulso. Conoce tu nivel de forma física y mantén unas expectativas realistas.

Empieza con ejercicios menos intensos algunos días a la semana. A medida que te acostumbres a tu nuevo régimen, esfuérzate más y aumenta tanto el nivel de dificultad como la frecuencia.

No busques excusas

Todos somos profesionales cuando se trata de poner excusas. A los pocos días de empezar tu nueva rutina de entrenamiento, tu cuerpo está súper dolorido, te sientes muy cansado y un amigo te llama para tomar una cerveza justo cuando te dirigías al gimnasio. Y a la mañana siguiente, sinceramente, no te apetece salir a correr... Antes de que te des cuenta, vuelves al punto de partida.

Las excusas son el mayor obstáculo para el progreso a largo plazo. Simplemente, ¡no te permitas escucharlas! Está bien hacer ajustes cuando sea necesario (una larga caminata en lugar de una carrera, un entrenamiento matutino en lugar de uno vespertino, hacer ejercicio en casa en lugar de en el gimnasio), pero asegúrate de ir de todos modos. Las excusas y los abandonos pueden ser un hábito difícil de cambiar, y tú tienes hábitos más importantes que adoptar.

Combina el tiempo de entrenamiento con el tiempo libre

¡Invita a tus amigos a divertirse contigo! Es más fácil seguir adelante con el apoyo de los amigos. Ve al gimnasio una o dos veces por semana, busca un compañero para correr o empieza a jugar al baloncesto.

Introduce más actividad en tu día

No limites tus esfuerzos para quemar grasa al gimnasio. Hay docenas de formas de mover el cuerpo y aumentar el ritmo cardíaco o desarrollar los músculos. Elige ir al trabajo en bicicleta o andando; y si vives muy lejos, sal del autobús una parada antes o aparca el coche más lejos. Y no te olvides de subir las escaleras en lugar del ascensor.

Haz algo de jardinería por la tarde, o corta el césped manualmente. Limpia las ventanas: tu casa tendrá un aspecto estupendo y tú también. Ir al patio de recreo con tus hijos o sobrinos puede ayudarte a quemar calorías y también a desarrollar los músculos, mientras que sacar a pasear al perro o jugar al frisbee hará que tu ritmo cardíaco aumente.

Piensa en la recompensa

Mantener la motivación es fundamental. Lleva un registro de tus sesiones de entrenamiento para responsabilizarte y seguir tu progreso. Ver hasta dónde has llegado te ayudará a mantenerte motivado para esforzarte aún más.

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